Aquí viene la segunda parte. Sé que tarda pero seguro que os gusta.
“Mi primer beso. ¿Importante? Mucho. ¿Más que dejar el pasado
para ir a Alemania? ¡Pues claro! Si no fuera a Alemania también me habría
besado. ¿O no? ¿Lo hizo por las circunstancias? No sé. Solo sé que me mira de
un modo especial. Esos ojos grandes y azules, mirándome fijamente y cambiando
mi atmósfera. Me da un beso. Mi primer beso. ¿Importante? Mucho… Vaya, vuelvo
al principio de mi reflexión.”- pensaba tirada en el sofá. Miraba la tele, pero
no hacía caso a nada. Tenía un lío en la mente.
-Trini, pareces tonta- me dije a mí misma.
Pensé en lo que había pasado hacía un rato:
“Lloros, lágrimas, abrazos, mi primer beso, Marcos, Isabel,
España”- recordaba.
“Recuerdo la conversación a la despedida con mi madre:
- Siento todo esto- había dicho mi madre con voz culpable.
Nadie contestaba.
-Esta noche os veremos en el aeropuerto, ¿no?- había roto el
hielo mamá.
-Claro- respondió Isa.
- Allí estaremos- había dicho Marcos.
-Adiós- logré decir después de la sofoquina.
Cerraron la puerta lentamente con un aire de tristeza. Mi
madre me dio un beso y yo me encerré en mi cuarto. Encendí la televisión y… me
he puesto a pensar. Que rara descripción de la mañana”
-Trinidad- me llamó mamá desde fuera-, a desayunar. Es muy
tarde.
-No salgo hasta que detengas el vuelo- me enfadé.
-¡Trinidad!
-Esta bien…
Desayunamos sin una palabra. Ayudé a recoger la mesa y mi
madre dijo:
-He oído desde el pasillo que llorabais- dijo como si fuera a
ser la última frase de su vida-. Mira cielo, siento mucho todo esto porque
aparte de a tus amigos, también te separaría de tu padre y de otras personas.
-Me separarás, no
me separarías- objeté.
-Sí. He decidido que no podemos salir de aquí. ¡Este es
nuestro hogar!
-¿Qué?- exclamé como si acabase de ver el sol tras un año de
oscuridad.
- ¡No iremos a Alemania!
No sabía como expresar mi felicidad. Por lo pronto abracé a
mi madre muy muy fuerte.
-¡¡Tengo que llamar a Isabel!!- exclamé.
Besos a todas y hasta el próximo capítulo.
