Mi madre me
vino a recoger. Yo todavía tenía los ojos llorosos y sentía que en cualquier
momento iba a comenzar a llorar otra vez.
De hecho,
cuando me acerqué a ella, no resistí más y me puse a llorar en sus hombros. A
ella le sorprendió mucho así que cogió mi boletín y me dijo:
-Pero si has
aprobado todas. ¿Porque estas triste, cielo?
Con la voz
entrecortada le conté todo lo que había ocurrido.
A la mañana
siguiente me quedé en la cama llorando. No me apetecía hacer nada. Cada vez que
pensaba en que no volvería a ver a Trini el año que viene comenzaba a sollozar
otra vez. Mis padres me consolaban pero no servía de mucho, aun sus
intenciones.
Pocos días
después una grata sorpresa me despejó. Trinidad y su madre vinieron a casa. Mi
madre las había invitado. Mi madre y su madre eran amigas porque iban al mismo
colegio. Pero que vinieran no me alegró porque eso solo me recordara que Trini se
iba a Alemania. Lo que me alegró fue que su madre y la mía tenían un secreto.
Quizás por eso mamá había estado tan rara últimamente cuando me consolaba.
Fuimos todas
al salón. Yo no sospechaba nada. De repente, la madre de Trini y la mía se
levantaron. Trinidad y yo nos miramos extrañadas.
-Como
sabemos lo tristes que estáis las dos por no poder ir juntas el año que viene,
os vamos a hacer un favor porque, sobre todo yo soy culpable de separaros- comenzaba
a hablar seriamente Concha, la madre de Trini.
-Yo he
querido contribuir en el plan porque me parece una idea genial y además dejaréis
de estar tristes. Consiste en que paséis vuestro último verano, juntas-
continuó mi madre, Elena, con una sonrisa en la cara. Mi madre no es muy
discreta. Quiero decir, que cuando va a contar un secreto es como si se
desahogara y volviera a vivir tranquila sin tener que guardarlo.
-Como el
padre de Trinidad y yo estamos separados, no tenemos casa con dos sueldos, es
bastante reciente el divorcio y he tenido que invertir mucho dinero en la casa;
Trinidad y yo no nos íbamos a ir de vacaciones a ningún lugar, por desgracia.
Elena y yo hemos decidido que podemos irnos las cuatro, a los lugares a los que
iban a ir de vacaciones Isabel y su madre.- explicó la madre de Trini.
-¿Les has
hecho pagar nuestra estancia a Isa y a Elena?- preguntó alarmada Trini. Yo
sabía la razón por la que mi madre les había invitado a pasar las vacaciones.
Mamá lo explico enseguida.
-No te
preocupes Trinidad- comenzó mi madre-. Es que mi marido y el hermano de Isabel,
Marcos, tendrían que venir. Pero como el tío de Isabel ha invitado a Marcos y a
José a ir a su ciudad y ya teníamos pagadas las estancias en los lugares a los
que vamos, vosotras podréis ir por ellos. En realidad íbamos a aprovechar los
viajes con ellos aunque les invitaran pero, si venís vosotras, nos ahorráis
problemas.
José era mi
padre. El día siguiente de la entrega de notas mi hermano y él se fueron a Barcelona
a visitar a mi tío. A mí ya me extrañó que se fueran después de haber decidido
que no, pero estaba tan triste que me daba igual.
-¡¡ESO ES
GENIAL!!- gritó Trini con entusiasmo- Pasaremos todo el verano juntas en la
ciudad y donde os ibais a ir con tu padre y tu hermano.
Lo cierto es
que era fantástico y enseguida se me contagiaron los ánimos. ¿Adónde iríamos
Trini y yo en nuestro último verano juntas? ¿Qué aventuras correríamos? Eso era
un misterio a punto de ser desvelado.
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