viernes, 24 de agosto de 2012

Cap.5 Part.2- La GRAN HUMILLACIÓN contrataca.


Tengo un nuevo capítulo de la segunda parte de la fiesta. ¿Cómo acabará?

Hola, soy Isabel otra vez. Quizás os habéis extrañado de ver que no escribo yo siempre en el blog, sino también algunas personas. Les dejo que escriban para que cuenten su opinión sobre lo que ocurre, teniendo relación conmigo.
Bueno, volvamos al tema de la fiesta. El otro día, Trini, cuando escribió en el blog, era la hora de la merienda y, como a ella le gustan tanto los bollos que nos hace mi madre, no siguió escribiendo y se fue corriendo a la cocina. Terminaré de contarlo yo. Bueno, seguro que os habréis quedado pensando que había pasado cuando Antonio me COGIÓ DE LA MANO. Lo cierto es que ni yo me enteré exactamente de lo que pasó. Cuando se acercó a mí creí que me iba a decir que si estaba loca, pero me agarró la mano y me quedé congelada. Simplemente se quedó mirándome y finalmente me dijo:
- Yo siento lo mismo.
¡¡NO PODÍA CREERLO!! El chico que me molaba de toda la vida, va y me dice que siente lo mismo. Luego, me pidió bailar  y hablamos. Teníamos muchas cosas en común. Me gustaba hablar con él. Luego vi que Trini estaba sola y me disculpé ante Antonio y fui corriendo. En seguida ella me dijo: “¿Qué te ha dicho Antonio?”
-Ya te lo contaré en casa: es la hora de la GRAN HUMILLACIÓN- dije aguantándome las ganas de contarle lo ocurrido.
-¡Genial!- dijo mi amiga tan entusiasmada como yo.
Era verdad que era la hora porque Clarisa estaba entrando al baño de la casa. Trinidad entró en el baño sigilosamente y, cogió de la cabina donde se vestía Clarisa, la cabeza de lobo y untó los bordes de pegamento súper-resistente. La vi con el disfraz desde el conducto de ventilación del baño. El disfraz era mucho más feo y sucio de lo que imaginaba. Trini había hecho su “tarea”. Parecía demasiado para una venganza pero lo teníamos todo planeado. Rápido y silenciosamente, salí del conducto y, mientras, oía que se intentaba quitar la cabeza de lobo del disfraz. Eso era lo que queríamos usar de “distracción”. Distracción para que no se diera cuenta de que yo le quitaba su bolso con el vestido de diseño que se debía poner en la fiesta. Eso es. Se quedaría vestida de lobo durante toda la fiesta. Además no se podía ir, porque Leire y Ángela le habían prometido que la iban a nombrar reina de la fiesta. Clarisa no se lo iba a perder por nada del mundo, seguro. Además, si huía, la gente le preguntaría porque y se reirían de ella por haberse ido pronto a casa “como un crío”. Ella lo sabía. Todo el mundo estaba en el salón o en la pista de baile así que no la veían vestida.
Ahora solo teníamos que esperar en el baño, para poner en mancha nuestro plan. Me escondí en el conducto de aire del baño Corrí fuera del baño y Trini, que estaba en la puerta esperándome, y yo oímos un grito: “AAAAAH”. Sonreímos y corrimos a la zona del DJ. Ángela estaba allí, bailando. Trini se adelantó a mí, la empujó, paró la música y grito en el micrófono:
-La fiesta se traslada a la entrada. Allí veremos un súper-espectáculo de humor.
Todo el mundo fue a la entrada con aires de fiesta y Trini y yo nos pusimos a los lados de la puerta del baño. Todo el mundo nos miraba y salió Clarisa. Trinidad y yo lanzamos confetis desde los lados de la puerta.
-Oh, oh- susurró Clarisa.
Todo el mundo se empezó a reír del patético disfraz de lobo. Mucha gente hacía fotos con el móvil. En parte, me sentía mal por ella, pero esto compensaba todas las veces que nos había humillado.
-¿Quién es ese pringado?- preguntó alguien.
Cogí la navaja que tenía y separé la cabeza de lobo del resto del disfraz. Se vio la cara de la chica más popular de la clase. Más risas. Hacían más fotos. Empecé a pensar que eso era pasarse.
-¡Hey! Vale que nosotras hemos sido las que le hemos hecho esta broma, pero esto es un error. Lo hemos hecho porque siempre abusan de nosotras, pero nosotras no nos queremos convertir en unos monstruos. Yo quería venganza, pero al ver a Clarisa sufrir, como hemos sufrido nosotras, es mejor no vengarse que convertirse en tu enemigo. Lo que hemos hecho, es lo que no nos gusta que nos hagan- dije interrumpiendo.
-Tiene razón- soltó Trinidad-. No debemos humillarnos.
-Gracias, chicas- dijo Clarisa-. Es un detalle.
-¿Eso significa que no humillaras más a nadie?- preguntó Trini.
-Claro que no. Me pienso vengar- dijo Clarisa.
-¡¡NO HUMILLACIONES!!- grité
-¡¡NO HUMILLACIONES!! ¡¡NO HUMILLACIONES!! ¡¡NO HUMILLACIONES!!- gritaron todos.
Clarisa salió corriendo y sus amigas la siguieron. La verdad es que se lo merecía.
Estuve el resto de la fiesta con Antonio. Me sentí mal por Trini, porque vi que se fue sin mí, pero no quería separarme de él. Comentó que le parecía muy bien lo que había hecho. Estuvimos hablando.
Nos fuimos a despedir y ocurrió lo inesperado: ME DIO UN BESO. Fue repentino pero me encantó. Luego solté un “Adiós, te llamaré” como un susurro y le guiñé el ojo. Cogí un taxi a casa. Cuando llegue, Trinidad dormía y mi madre también. Me quité el vestido y me dormí soñando con lobos, risas, venganzas, besos, humillaciones y AMIGAS.

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