Cap.3 – Planeando la GRAN HUMILLACIÓN.

Mañana me voy de vacaciones, pero volveré la semana que viene con más capítulos. De momento os dejo con este:

Esta mañana Trini se había quedado con Concha y mi madre para hacer el desayuno y yo he ido ha pasear con Linda. Linda era una perrita muy divertida e inteligente. A veces, daba la sensación de que se enteraba de  lo que le decíamos. Yo siempre he querido tener mascota, pero mi madre dice que es mucho trabajo y que yo no ayudaría. Trini y su madre tienen a Linda y su padre tiene otro perro, pero solo lo ve cuando está con él. Yo creo que la madre de Trinidad le deja porque es diseñadora, y todas las diseñadoras tienen perros. Aunque los perros de las diseñadoras son pijos. Linda no es pija. Lulú, la perrita de Clarisa, sí es pija.

Hablando de Clarisa, hoy me estaba estrujando la cabeza para ver si se me ocurría algo para preparar la GRAN HUMILLACIÓN. Estaba con Linda en el parque cuando me he encontrado a Leire paseando a Lulú. Seguramente Clarisa le habría dicho que lo hiciera por ella y Leire se sintió alagada y lo hizo. Leire se acercó y me preguntó:

-¿Vais a venir a la fiesta?

-Claro- respondí con voz de obviedad- Nos invitasteis, ¿no?

-Ya. Clarisa es la que casi no podía venir- se le escapó sin querer. Sobre todo se le notó porque al final de la frase soltó un “glups”.

Quería saber más de aquello. Si no debía decirlo es porque algo se podría utilizar en su contra. ¡Quizás sirviese para planear la GRAN HUMILLACIÓN! De repente, tuve una oportunidad de averiguarlo que no pude rechazar, aun siendo chantaje. Lulú empezó a aumentar la velocidad y, como Leire estaba agarrada a la correa, calló al suelo inevitablemente. Mi mente empezó a funcionar a mil por hora y rápidamente, descalcé las alpargatas de Leire y las puse tras mi espalda. Leire preguntó confusa:

- ¿Qué haces con eso? ¡Son las últimas en alpargatas de verano!

-¡Confiesa! ¿Qué iba a hacer Clarisa si no fuera a tu fiesta?- la presioné.

-No te lo diré- se encabezonó Leire.

-¿Quieres tus alpargatas limpias?- le pregunté mientras las sostenía encima de una caca de Linda. A veces, Linda me hace favores como ese.

-Ainsss… ¡ESTÁ BIEN! A Clari le darán bastante dinero si trabaja, como animadora de los niños pequeños, en la fiesta de disfraces de principio de verano de su barrio –confesó-. Pero es a la misma hora que la nuestra. Así que ha planeado ir cuando le toque a la fiesta del barrio y, cuando le den descanso, cambiarse su disfraz apestoso de lobo por un vestido y venir a mi fiesta. Y ahora ¡DAME MIS ALPARGATAS!

Estaba satisfecha así que se las di y luego ella añadió:

-Por favor, no le digas a Clarisa que te he contado todo esto- suplicó la gemela de Ángela.

-No lo haré, si tú no le dices a Clarisa que yo sé esta información-le dije, porque sabía que Leire era capaz de mentir a su jefa y decirle que no sabía como lo había descubierto yo-. Me lo tienes que prometer. Y si me entero de que se lo has dicho me ocuparé de que tus alpargatas en vez de ser blancas, sean negras.

Me lo prometió y nos despedimos.

Cuando llegué a casa ya tenía el plan en mi cabeza, y se iba a poner en marcha ese mismo fin de semana.

¿CUÁL SERÍA EL RESULTADO?